Son ideales para aquellas personas que necesitan o prefieren sesiones breves y una atención más personal. El educador visual hace un acompañamiento en el proceso de toma de conciencia de como se utilizan los ojos en el momento presente y en el aprendizaje de ejercicios visuales y técnicas del método bates. El objetivo es conseguir cambiar los hábitos que comportan un deterioro de la visión por hábitos visuales más saludables, de manera permanente. El seguimiento del educador es de gran ayuda, ya que a veces si no hay mucha fuerza de voluntad, cuesta hacer los cambios pertinentes.

 

Suelen ser sesiones de una hora, excepto la primera que siempre es más larga, y se hacen a medida de la dificultad visual y de lo que necesita la persona.

​

Al principio se recomienda hacer varias sesiones con una periodicidad semanal o quincenal. Más adelante, cuando la persona se siente más autónoma y ha integrado los recursos necesarios, se pueden ir espaciando más. También es una buena opción combinarlo con algún taller, para poder compartir la experiencia con personas que se encuentran en un proceso parecido y porque el grupo siempre aporta y motiva para seguir adelante.